Fernando Villegas y Estrada, el médico que era poeta

El poeta Fernando Villegas Estrada era, según Emilio Carrere, una supercaricatura. En lo moral la paradoja disparatada. Como médico podía decirse que era un poeta y como poeta resultaba un médico. A sus enfermos les recitaba versos pintorescos que componía, y como poeta, se dedicaba a loar las misteriosas secreciones de la glándula pineal.

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Atlantropa, el sueño demente de Herman Sörgel

El arquitecto alemán Herman Sörgel tuvo muchos problemas para acabar la carrera. En 1929, presentó su plan para desecar el Mediterráneo, unir Europa y África y crear una gran central hidroeléctrica en el Estrecho de Gibraltar. Nunca renunció a su proyecto faraónico, pese a que todos los que lo analizaron lo vieron como un funesto disparate.

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Maurice Tillet, el luchador que inspiró a Shrek

El bueno de Maurice Tillet era un guapo aspirante a abogado. En su adolescencia, sin que tuviera relación, una mula le arreó una coz en la cara y cayó enfermo de acromegalia. Con la glándula del crecimiento descontrolada, Tillet se hizo tan feo que quedó inhabilitado para defender a nadie. Explotó su fealdad en el cine y ahuyentó niños en la puerta de los estudios. La fama le llegó con el campeonato del mundo de catch que ganó con el alias de «El ángel francés».

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El memorable fracaso de Ernest Shackleton. Capítulo 3/3

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Llegamos al tercer y último capítulo de la emocionante odisea de los viajeros del Endourance. En agosto de 1914, 28 exploradores partieron del puerto de Plymouth con intención de ser los primeros humanos en atravesar por tierra la Antártida pasando por el Polo Sur. Ernest Shackleton había elegido personalmente a los aventureros tras convocarlos con un enigmático anuncio.

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El memorable fracaso de Ernest Shackleton. Capítulo 2

El explorador Ernest Shackleton comandó en 1914 la Expedición Imperial Transantártica, que pretendía ser la primera que atravesara por tierra los 2.900 kilómetros, la mayor parte inexplorados, que separaban el Mar de Weddell del Mar de Ross, pasando por el Polo Sur.

Aquel año no hubo verano polar. El hielo fue la última cárcel del Endurance.

En el capítulo anterior, conocimos los antecedentes de la expedición y de su responsable, el anglo irlandés Ernest Shackleton en 1914. Una de las más bellas y trepidantes aventuras de supervivencia que se recuerdan.

El Endurance partió de Inglaterra tres días después del comienzo de la I Guerra Mundial, el 1 de agosto de 1914. Tras hacer escala en Buenos Aires y en las Georgias del Sur, pretendieron acceder al continente helado por la Bahía de Vahsel. Cuando ya casi se divisaba el punto de partida de la travesía, el 16 de enero de 1915, el Endurance quedó atrapado en el hielo, y tripulantes y nave quedaron al garete esperando que el barco se liberara de su cárcel de hielo.

Cuando el Endurance quedó atrapado en el hielo,
Shackleton ordenó bajar las perreras al hielo

Pero el hielo no soltó al Endurance, antes lo destruyó el 21 de noviembre. Entonces, con solo tres botes salvavidas, sobre una placa de hielo a la deriva, los hombres de Shackleton abandonaron su misión de atravesar la Antártida y la cambiaron por la de salvar el pellejo. La cosa estaba muy fastidiada, pero Shackleton dijo que él se encargaría de que todos volvieran a casa sanos y salvos. ¿Lo conseguirá? Lo sabremos en el próximo capítulo.

La resistencia psicológica era más importante que la física. Los náufragos juegan un partido de fútbol en el hielo.

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El gran camelo de doña Baldomera

Una carta de Miguel de Unamuno a José Ortega y Gasset estigmatizó la inventiva de los españoles. «Que inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó.»  Afortunadamente, España nunca fue país de hacer mucho caso a sus intelectuales, y después de todo, no resultó una mala idea.

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