Una carta de Miguel de Unamuno a José Ortega y Gasset estigmatizó la inventiva de los españoles. «Que inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó.» Afortunadamente, España nunca fue país de hacer mucho caso a sus intelectuales, y después de todo, no resultó una mala idea.
No sabemos si solo por molestar al sabio bilbaino o por intentar buscarse la vida, Manuel Jalón inventó la fregona, Alejandro Finisterre el futbolín, Isaac Peral el submarino, Ramón Verea la calculadora, Enric Bernat el Chupa Chups y Bautista Aparici la cocacola. La historieta de este mes está dedicada a otra gran inventora hispana, doña Baldomera Larra que, en tiempos de la Restauración sintió los desvelos y la pulsión aguzadora del hambre y se sacó del magín la estafa piramidal, esa que tanto inventor de la sopa de ajo pretende haber descubierto tras sumergirse en los sesudos estudios de una exclusiva escuela de negocios.
Aunque quizás alguien lo dude, la delirante historieta de doña Baldomera Larra, hija de Mariano José de Larra, Fígaro, quizás el más cultivado del Club de los 27 y el periodista más célebre y añorado de la historia de la piel de toro, hermana del libretista de El barberillo de Lavapiés, uno de los hitos de la zarzuela, está basada en hechos reales. Aquí se la presentamos tal y como sale publicada en el número 23 de M21 Magazine, Revista cultural ilustrada de Madrid. Podéis descargarla aquí o recogerla gratuitamente en infinidad de puntos, eso sí, sólo en Madrid. Los dibujos son de Eulogia Merle y el guion de Carlos Lapeña.
Gabinete de Curiosidades del Doctor Plusvalías 