Un cuarto de maravillas, una habitación sonora donde recogemos los objetos raros y fascinantes que vamos encontrando en nuestro transitar por la vida. Esos hechos extraños y sorprendentes que nos enseñan que la realidad no tiene por qué estar siempre tan segura de si misma, que hay otras formas de verla y de interpretarla. Una colección que nos hace pensar que, del mismo modo que las cosas funcionan así, todo podría funcionar de otra manera.
El carpintero suabo Georg Elser comprendió que Hitler llevaba a Alemania a otra guerra. Para impedir esa masacre, que provocó casi 50 millones de muertos, Elser intentó matar a Hitler en 1939. Estuvo a punto y lo hizo él solo.
El poeta Fernando Villegas Estrada era, según Emilio Carrere, una supercaricatura. En lo moral la paradoja disparatada. Como médico podía decirse que era un poeta y como poeta resultaba un médico. A sus enfermos les recitaba versos pintorescos que componía, y como poeta, se dedicaba a loar las misteriosas secreciones de la glándula pineal.
El arquitecto alemán Herman Sörgel tuvo muchos problemas para acabar la carrera. En 1929, presentó su plan para desecar el Mediterráneo, unir Europa y África y crear una gran central hidroeléctrica en el Estrecho de Gibraltar. Nunca renunció a su proyecto faraónico, pese a que todos los que lo analizaron lo vieron como un funesto disparate.
Llegamos al tercer y último capítulo de la emocionante odisea de los viajeros del Endourance. En agosto de 1914, 28 exploradores partieron del puerto de Plymouth con intención de ser los primeros humanos en atravesar por tierra la Antártida pasando por el Polo Sur. Ernest Shackleton había elegido personalmente a los aventureros tras convocarlos con un enigmático anuncio.
El explorador Ernest Shackleton comandó en 1914 la Expedición Imperial Transantártica, que pretendía ser la primera que atravesara por tierra los 2.900 kilómetros, la mayor parte inexplorados, que separaban el Mar de Weddell del Mar de Ross, pasando por el Polo Sur.
Aquel año no hubo verano polar. El hielo fue la última cárcel del Endurance.
En el capítulo anterior, conocimos los antecedentes de la expedición y de su responsable, el anglo irlandés Ernest Shackleton en 1914. Una de las más bellas y trepidantes aventuras de supervivencia que se recuerdan.
El Endurance partió de Inglaterra tres días después del comienzo de la I Guerra Mundial, el 1 de agosto de 1914. Tras hacer escala en Buenos Aires y en las Georgias del Sur, pretendieron acceder al continente helado por la Bahía de Vahsel. Cuando ya casi se divisaba el punto de partida de la travesía, el 16 de enero de 1915, el Endurance quedó atrapado en el hielo, y tripulantes y nave quedaron al garete esperando que el barco se liberara de su cárcel de hielo.
Cuando el Endurance quedó atrapado en el hielo, Shackleton ordenó bajar las perreras al hielo
Pero el hielo no soltó al Endurance, antes lo destruyó el 21 de noviembre. Entonces, con solo tres botes salvavidas, sobre una placa de hielo a la deriva, los hombres de Shackleton abandonaron su misión de atravesar la Antártida y la cambiaron por la de salvar el pellejo. La cosa estaba muy fastidiada, pero Shackleton dijo que él se encargaría de que todos volvieran a casa sanos y salvos. ¿Lo conseguirá? Lo sabremos en el próximo capítulo.
La resistencia psicológica era más importante que la física. Los náufragos juegan un partido de fútbol en el hielo.
El explorador Ernest Shackleton comandó en 1914 la Expedición Imperial Transantártica, que pretendía ser la primera que atravesara por tierra los 2.900 kilómetros, la mayor parte inexplorados, que separaban el Mar de Weddell del Mar de Ross, pasando por el Polo Sur.
A bordo del Endourance (Resistencia), 28 hombres partieron en pos de la gloria antártida, pero el verano austral no llegó en 1914 y la nave quedó atrapada por el hielo apenas a 250 millas del continente blanco. La travesía acabó ahí, antes de comenzar, en el origen de una de las aventuras de supervivencia más alucinantes de la historia que revivimos en el Gabinete de Curiosidades del Doctor Plusvalías en tres episodios que irán apareciendo cada martes.
A principios del siglo XX empezó a aparecer gente en cueros en las orillas del Manzanares. Para escándalo de los bienpensantes, tomaban baños de sol para volver a la naturaleza y lograr su emancipación.